Asimilar la ausencia de un nombre tan pegado y de tanto éxito como Mayra Gómez Kemp del concurso que la vio crecer profesionalmente, era algo difícil. Cuando me enteré que serían Jordi Estadella y Miriam Díaz Aroca los encargados de presentar la séptima etapa del Un Dos Tres en 1991, no me hizo demasiada gracia. Ni a Jordi ni a Miriam los veía capaz de realizar la fantástica tarea que había realizado la “pequeña gran rubia”.
Pero ni por un momento se me pasó por la mente el perderme el estreno de mi programa favorito por excelencia. Así que atrincherado en el comedor de mi casa – recuerdo que en salón mis padres veían TOPACIO en Telecinco – me dispuse a ver el primer programa titulado LA CANTERA. Recuerdo perfectamente el momento en que Jordi se presentaba en el set de preguntas. Me pareció superextraño ver a un señor entradito en carnes y no a Mayra, tal y como venía pasando los últimos ocho años. Sin embargo, Jordi me ganó en cuestión de horas. Jordi le dio a las preguntas la seria justa que debía tener la primera parte del programa. Miriam, por su parte aportaba su alegría y hasta locura al programa. Aunque tardé en acostumbrarme a esa nueva figura: ni azafata ni presentadora. Cuando me quise dar cuenta, la subasta estaba al terminar. Había pasado el gran Juan Tamariz y hasta el mismísimo Moncho Borrajo. Un biombo blanco y negro hacía su entrada en plató. Un señor vestido de negro se dispuso a contar chistes y luego adivinanzas. El desconocido jovencito fue el reclamo de aquella séptima etapa. Angel Garó se convirtió en la revolución del programa con un tipo de humor totalmente diferente al que se relacionaba con el concurso.
Como quien no quiere la cosa, aquel primer “Un dos tres...” noventero me había ganado y no solo eso, sino que al pasar por ese filtro del propio concurso, Jordi Estadella y Miriam Díaz Aroca pasaron a formar parte de mis presentadores preferidos y uno de esos profesionales a los que se les guarda cariño. Así fue, aquella noche de aquel lejano 13 de Septiembre de 1991.
